viernes, 8 de julio de 2016

La emigrante




Se fue huyendo de su tierra
dejando atrás raices en la arena.
Se marchó sin nada, solo pena,
en un viaje cargada y sin maletas,
sola con su orgullo a cuestas.

Cruzó el mar y busco paz
y encontró un lugar tranquilo
donde empezar a coger fuerzas.
Y allí se quedo junto al mar,
mirando de lejos su hogar,
su patria y las semillas que allí deja.

Y la conocí sin darme cuenta,
me habló y quede con ella,
charlamos horas y días,
semanas eternas,
reímos a carcajadas,
compartimos nuestra cama
y quitamos nuestras penas.

Y ahora ella es mi sol y mi frontera,
es mi luz y mi bandera,
es el viento que sopla entre mis velas,
es mi amor, mi llama,
ella es mi tierra.


JESÚS CABAL
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