Jirones de nubes que llegan tempranas
llevando en sus huéstes la niebla cerrada,
la luna caía,
sentado en el viento perdí la batalla,
luchando con fuerza,
perdiendo mi casa.
¡Vuelve!, decía.
¡Vuelve!, lloraba,
¡no me dejes solo!...
y la noche callaba.
Veía montañas,
caras oscuras, lejanas.
Cansado corría intentando alcanzarla,
corría y corría, a veces saltaba,
corría y llegando a la cima,
la luz me envolvía,
mi luna esperaba.
¡Salta!, decía.
¡Salta, gritaba,
¡puedes ir conmigo!,
¡corre hacia tu casa!.
Sin pensarlo y a mi suerte,
salté al vacio, a la nada...
y aún ahora en el aire
sigo queriendo alcanzarla,
para poder vivir,
llegar y poder morir
habitando ya en mi casa.
JESÚS CABAL
Copyright©Jesús Cabal Inés. Todos los derechos reservados
¡Bravo, Jesús!
ResponderEliminarUna narración pética que estremece por su ternura y fuerza a la vez, amigo mío.
Besos
Gracias por tus siempre acertados comentarios :D
ResponderEliminarUn beso